martes, 5 de abril de 2011

TU HAZ. DAME RESULTADOS. YO TE VIGILO.

He estado mirando bastante documentación y está claro que la implantación de un sistema de autonomía en los centros es ya imparable. Como sabéis hay varias Comunidades que lo han implantado ya y otras muchas lo llevan en fase de desarrollo. 
Tu haz, dame resultados y yo te vigilo, representa de manera sintética lo que yo voy entendiendo que va a suponer esta implantación.
Como idea, parecerse a ciertos países del norte de Europa está muy bien, pero las ideas son solo ideas y esto es España, curiosamente llena de españoles/as. Aquí el Rey no pasea tranquilamente sin escolta por el centro de la ciudad como hace Harol V por Oslo ni dejamos las puertas de las casas abiertas, ni pagamos un sueldo a nuestros estudiantes. No somos ni Noruega, ni Suecia, ni Finlandia, ni tan siquiera Francia. Somos Egpaña!
Ya hemos comprobado que meter con calzador en nuestra educativo partes de otros no ha sido una buena fórmula para mejorar la calidad de nuestra enseñanza, incluso cuando el inserto, a modo de parche, parecía ser una buena opción. Nuestro sistema requiere de una profunda reestructuración que nunca llega y el constante "baile" al que nos vemos sometidos nos desmotiva profesionalmente, pero hay que reconocer que también supone una coartada perfecta, una excusa ideal para eludir en muchos casos nuestra responsabilidad profesional y adecuar las situaciones o requerimientos a nuestra conveniencia. Teóricamente y con esta nueva propuesta, eso debe corregirse. Pero para ello no solo hay que cambiar las estructuras educativas, sino también y mucho más importante a mi juicio debemos cambiar nuestra mentalidad. Formatearnos. Y yo tengo muy claro que si no existe una expresa obligación de hacerlo, no se hará. Por eso fundamentalmente no nos gusta. Lo demás son cantos de sirena de producción propia.
La idea de dejar hacer bajo el control externo es buena a mi parecer ya que nuestro servicio (que cumple con un derecho fundamental) debe tener una finalidad social clara, cada vez más diluida. En otros países la educación es muy importante, goza de prestigio y se le otorga gran valor. En nuestro país ser profesor está mal visto. Somos un colectivo poco o mal instruido que soporta como puede la embestida de hordas de jóvenes desmotivados, criados al amparo de una sociedad peculiarmente permisiva y protectora que no ha sabido inculcarles el valor del esfuerzo. Nosotros formamos parte de ello. Como hijos o como padres y también como profesores contribuimos cada día a mejorar o a empeorar esta situación, todo depende del sentido común que apliquemos y de nuestro grado de implicación y responsabilidad. Repito por si no ha quedado claro: IMPLICACIÓN y RESPONSABILIDAD.
Bien mirado, "Haz, dame resultados, yo te vigilo" es lo que debería ser. Debemos hacer nuestro trabajo, conseguir que nuestro alumnado progrese en su formación de una manera adecuada y coherente con las exigencias de nuestra actual sociedad y al mismo tiempo la sociedad, a través de sus múltiples ojos debería vigilar muy de cerca nuestro trabajo. Por tanto no debería asustarnos esta cuestión y sí otras.
El Lunes hay un Claustro para valorar las propuestas. Algunos departamentos ni siquiera han convocado reunión para tratar este tema, otros lo han tratado de forma rutinaria, soslayada y otros han dejado abierta la participación confiando en la responsabilidad y compromiso de cada profesor/a. El lunes hay Claustro. El lunes veremos si se dibuja la otra cara de la moneda, la que se le olvidó dibujar a Paco en su primer texto.

1 comentario:

  1. Estoy muy de acuerdo contigo Carlos en que esto es España y no un país nórdico, para bien y para mal. Y a eso hay que atenerse y no mirar a tierras tan lejanas.

    No me resisto a contar una anécdota que hace poco explicaba en televisión Felipe González:

    En un viaje a Noruega le acompañaba una chica del cuerpo diplomático. Conversando con ella le preguntó que motivo la había llevado a dedicarse a la diplomacia, a lo que ella respondió que su vocación era la de ser profesora pero no logró la nota suficiente cuando estudiaba para poder dedicarse a dar clase.

    Aquí, como es evidente, sucede lo contrario: pocos de los que nos dedicamos a la enseñanza hoy podríamos acceder al cuerpo diplomático.

    Si por algo critico lo de la autonomía de los centros es porque pienso que me falta formación como docente como para dedicarme yo o mis compañeros a otros menesteres que no sean los de la docencia en un sentido estricto.

    Pero bueno, creo que el debate por breve que haya sido tiene la importancia de que todos pensemos más en el tema de la autonomía de los centros educativos, que al fin y al cabo es buena excusa para pensar quiénes somos y hacia que dirección vamos.

    Un abrazo.

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