A propósito del uso del lenguaje que se hace en el documento, detalle que no debería pasarnos por alto, transcribo aquí un texto que se detiene precisamente en este tema y nos alerta acerca de ello.
Rosa Cañadell: La educación: ¿un derecho o un servicio?
Artículo aparecido en eldebat.cat, 17/09/08
La educación, hasta hace poco, era definida como un "derecho" de los ciudadanos y ciudadanas y una "obligación" por parte del Estado. Y, por tanto, el sistema educativo era, por antonomasia, público. Si bien siempre ha existido una doble red: centros públicos y centros privados, el "sistema público educativo" era el eje de toda la educación y estaba formado por todos aquellos centros de titularidad pública, regulados por el Estado y con fondos públicos. Los centros privados eran complementarios o subsidiarios.
La denominación de "servicio", en cuanto a la educación, la introduce la OMC al incluir la educación dentro del "mercado", lo que implica la posibilidad de su privatización, competencia y negocio.
Como todos somos muy "modernos" y muy neoliberales, las nuevas leyes de educación de este país se adaptan perfectamente a las nuevas normativas: la LOE define ya el "Servicio público de educación", al igual que el Pacto Nacional en Cataluña, e incluye, como si fueran lo mismo, tanto los centros de titularidad pública como los de titularidad privada que reciben fondos públicos. El Estatuto de Autonomía de Cataluña avanza un poco más y define la educación como "Servicio de interés público", sin distinción de titularidades. Finalmente, el proyecto de la nueva Ley de Educación de Cataluña (LEC) que se discutirá en el Parlamento, obvia los matices y define nuestro sistema educativo como "Servicio de Educación de Cataluña "incluyendo, evidentemente, tanto la red de centros públicos como los centros privados concertados.
¿Es sólo una cuestión de nombres y palabras? ¿O todo ello esconde una nueva concepción de lo que debe ser la educación y del papel del Estado en la misma? Desgraciadamente las palabras no son inocentes y todo ello nos lleva al abandono por parte de la Administración (en este caso, la autonómica de Cataluña) de su responsabilidad y de su obligación de velar por un sistema educativo para todos, en igualdad de condiciones (Económicas, curriculares, organizativas, profesionales y de acceso) que garantice el derecho a la educación que tienen todos los niños, jóvenes y adultos.
No es lo mismo considerar la educación como un derecho social que considerarla un servicio más, con lo que se puede comercializar y hacer negocio, como cualquier otra mercancía. Dejar la educación en manos privadas significa perder el control sobre uno de los pilares más importantes de una sociedad democrática, tanto a la igualdad de oportunidades, la cohesión social, la transmisión de valores, la formación de futuros ciudadanos y ciudadanas, así como el control del dinero público. De hecho, si miramos las democracias europeas, sólo tres países han abdicado de su responsabilidad y han dejado una parte importante de la educación en manos privadas (Bélgica, Holanda y el Reino Unido), el resto de países tienen todos un sistema público que va del 99% en Irlanda, el 93% en Finlandia hasta el 79% en Francia. En Cataluña tenemos sólo un 60%, y en Barcelona ciudad un 40%, de escuela pública. ¡Y todo ello, antes de la Nueva Ley!
No es lo mismo que el Estado proporcione el dinero necesario para escolarizar toda la población en unos centros gestionados democráticamente, con un personal seleccionado de manera pública, con unos valores democráticos y una convivencia en la diversidad, que dejar la educación en manos privadas (mayoritariamente religiosas) donde la gestión, el proyecto educativo, la selección del profesorado, la selección del alumnado, las cuotas a pagar y los valores impartidos los define su titular.
¿Es esta la "nueva" escuela pública, catalana, laica y de calidad que queremos?
La denominación de "servicio", en cuanto a la educación, la introduce la OMC al incluir la educación dentro del "mercado", lo que implica la posibilidad de su privatización, competencia y negocio.
Como todos somos muy "modernos" y muy neoliberales, las nuevas leyes de educación de este país se adaptan perfectamente a las nuevas normativas: la LOE define ya el "Servicio público de educación", al igual que el Pacto Nacional en Cataluña, e incluye, como si fueran lo mismo, tanto los centros de titularidad pública como los de titularidad privada que reciben fondos públicos. El Estatuto de Autonomía de Cataluña avanza un poco más y define la educación como "Servicio de interés público", sin distinción de titularidades. Finalmente, el proyecto de la nueva Ley de Educación de Cataluña (LEC) que se discutirá en el Parlamento, obvia los matices y define nuestro sistema educativo como "Servicio de Educación de Cataluña "incluyendo, evidentemente, tanto la red de centros públicos como los centros privados concertados.
¿Es sólo una cuestión de nombres y palabras? ¿O todo ello esconde una nueva concepción de lo que debe ser la educación y del papel del Estado en la misma? Desgraciadamente las palabras no son inocentes y todo ello nos lleva al abandono por parte de la Administración (en este caso, la autonómica de Cataluña) de su responsabilidad y de su obligación de velar por un sistema educativo para todos, en igualdad de condiciones (Económicas, curriculares, organizativas, profesionales y de acceso) que garantice el derecho a la educación que tienen todos los niños, jóvenes y adultos.
No es lo mismo considerar la educación como un derecho social que considerarla un servicio más, con lo que se puede comercializar y hacer negocio, como cualquier otra mercancía. Dejar la educación en manos privadas significa perder el control sobre uno de los pilares más importantes de una sociedad democrática, tanto a la igualdad de oportunidades, la cohesión social, la transmisión de valores, la formación de futuros ciudadanos y ciudadanas, así como el control del dinero público. De hecho, si miramos las democracias europeas, sólo tres países han abdicado de su responsabilidad y han dejado una parte importante de la educación en manos privadas (Bélgica, Holanda y el Reino Unido), el resto de países tienen todos un sistema público que va del 99% en Irlanda, el 93% en Finlandia hasta el 79% en Francia. En Cataluña tenemos sólo un 60%, y en Barcelona ciudad un 40%, de escuela pública. ¡Y todo ello, antes de la Nueva Ley!
No es lo mismo que el Estado proporcione el dinero necesario para escolarizar toda la población en unos centros gestionados democráticamente, con un personal seleccionado de manera pública, con unos valores democráticos y una convivencia en la diversidad, que dejar la educación en manos privadas (mayoritariamente religiosas) donde la gestión, el proyecto educativo, la selección del profesorado, la selección del alumnado, las cuotas a pagar y los valores impartidos los define su titular.
¿Es esta la "nueva" escuela pública, catalana, laica y de calidad que queremos?
Rosa Cañadell es psicóloga, profesora y portavoz del sindicato USTEC - STEs
Sabemos que tu estrategia se basa en la anulación de la propuesta inicial. Esta idea me quedó muy clara en el valiente y brillante alegato que hiciste en el Claustro y quizá la razón te asista, al menos en parte.
ResponderEliminarPero creo que estás dibujando una sola cara de la moneda. Lógicamente cada uno dibuja la que más le interesa y entiendo tu preocupación por el futuro, pero yo pienso de diferente forma.
Esta discusión nos aleja un tanto del debate planteado, pero puede ser interesante para ir calentando motores y centrando el tema.
A estas alturas no creo que nadie me vaya a descubrir las verdaderas intenciones de éste y otros gobiernos en políticas educativas. Yo no soy ningún novato en este negocio aunque lógicamente me queda mucho por aprender y si algo tengo asumido es la total descomposición de este sistema. Esto se va al garete Pakito "fa acqua" que dicen los italianos. Y cuando algo se va al garete solo existen dos soluciones históricamente comprobadas: la no acción y la acción. De Perogrullo. La no acción implica una destrucción total y la aparición de un nuevo concepto, sistema, civilización... La acción pasa por recurrir a modelos o figuras que puedan rescatarnos del desastre, lo que los antiguos romanos denominaban "dictatore" alguien que nos salve el culo para poder mantener aparentemente el sistema actual.
El dictador que se perfila pasa por la privatización. Si dejamos que esto reviente, el nuevo sistema impuesto pasa por la privatización. Una vez expuesto el axioma, debo decirte que no debes tener miedo a la privatización, sino prepararte bien para cuando llegue. El maravilloso "estado de bienestar" en el que algunos hemos/han/habéis nacido y crecido ha llegado a su fin, fruto del fin de un espejismo especulativo y brutal. Como todo espejismo acaba desapareciendo. Nos cuesta asumir est realidad pero ya nos la iremos tragando poco a poco. ¿Y como eran las cosas antes de este maravillosos espejismo? ¿Nuestra sociedad va a retomar modelos del pasado? ¿Torna el ciclo a su fin y regresamos al inicio? ¿Existe el aprendizaje significativo en historia económica y social? ¿Hemos tomado alas derribando dictadores y haciendo revoluciones sociales en pos de la libertad, los derechos fundamentales, la educación, bla, bla, bla, blandiendo la espada del mayor dictador de todos los conocidos? ¿El capitalimo?
Hablas del pasado con temor, pero no haces planteamientos ni contribuciones para el futuro.
Solo una cara de la moneda, eso veo.
...desde el cariño y desde el respeto.
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